Para acabar con el mes de Junio hoy toca salida con la sociedad hasta el famoso Puerto de Urkiola:
Un cielo espléndido se cierne sobre nuestras cabezas, sobran los manguitos y algo de ropa también. Hoy es de las pocas veces que encabezamos el pelotón, de hecho por primera vez voy tirando junto con mi compañero Blanco. De charleta vamos devorando kilómetros sin darnos cuenta hasta llegar a las cercanías de Dima dónde, a comienzo de la bajada de puerto, el gentío se lanza a toda velocidad. El profe y yo nos dejamos caer a cola de pelotón, tanto que acabamos descolgados a las primeras de cambio, ya hemos hecho nuestro trabajo hasta aquí en las primeras posiciones del grupo y ahora toca relajarnos un poco, que el día anterior todavía planea sobre nuestras piernas. Unos días les toca tirar a unos y otros al resto, así da gusto.
En el llano nos espera nuestro fiel rodador Miguel y nos lleva diligentemente con el resto de la grupeta. Vamos recogiendo las unidades sueltas que han quedado después de la criba de la bajada y nos acercamos con brío a Amorebieta lugar de control de firmas.
Como decía la canción de Mecano, Coca-Cola para todos y algo de comer, unas fotillos, reparación de un inoportuno pinchazo y salimos dirección al mítico coll de Urkiola.
Los primeros compases se hacen duros con el viento reinante pero al llegar a las primeras rampas cesa y pasa su turno a Don Lorenzo que hoy azota de lo lindo.
La estrategia es clara, "atacar" desde el principio, administrar la ventaja y coronar. Qué bonito se ve esto por la tele pero que duro es llevarlo a cabo. Nos ponemos a ello, primeras curvas y el grupo empieza a estirarse, cada uno subirá a su ritmo. Yo tengo la suerte de llegar de los primeros para poder así retratar uno a uno la llegada del resto de compañeros (por cierto, quién quiera su foto subiendo Urkiola que me la pida y se la mando por mail).
Una vez agrupados en la cima toca zafarrancho en la bajada, aquí es dónde muchos disfrutan, yo me conformo con bajar con tiento. De aquí hasta Vitoria los rodadores se desquitan y el ritmo que imponen es de vértigo. Miguel y Luismi son expertos en la materia y, junto con algún compañero más, nos llevan a Vitoria con la lengua fuera. Llegamos a Vitoria y el ritmo va bajando hasta llegar al bar dónde damos cuenta de cervezas y coca-colas para dar concluida la jornada cicloturista.
En resumen, un fin de semana con tiempo espléndido y 239 kms. más a la buchaca. A partir de Julio a bajar un poco el ritmo para poder afrontar el resto con las mismas ganas que hasta ahora.
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