21 junio, 2017

LA VITORIA 2017

El despertador suena a la misma hora de todos los días, 6.15 a.m. pero hoy es diferente, hoy es el día de La Prueba Vitoria. toca disfrutar del ciclismo. Desde bien temprano sale un día radiante, soleado a más no poder, de los que me gustan a mí, me va bien el calor, lo llevo en los genes. Me presento a primera en la línea de salida, esto ya no es como antaño, no son 250 kms, ni se sale por tandas, la marcha se ha adaptado a los nuevos tiempos, se mantiene la esencia con ligeros toques de modernidad. El gentío se arremolina al olor del café mañanero, voluntarios y motoristas ultimando detalles, aquí esta todo organizado al detalle. El parking atestado de portabicis y flacas, este año la participación llega al millar, se ha corrido la voz de aquí se hacen bien las cosas y puede uno sentir el cicloturismo en estado puro. Saludos a diestro y siniestro, nervios en la cara de algunos, otros galgos más tranquilos, aquellos ya tienen batallitas de las grandes etapas en sus piernas, Lejarreta, Beloki, Murga...
Pistoletazo de salida tras el homenaje de rigor anual, esta vez a Joseba, Beloki para el gran público. Ruta turística por los alrededores de la ciudad, motos y policía escoltan al gran grupo, hasta el primer puerto algún látigo y otros tantos sustos, en Urbasa ya cada uno a su ritmo, esto es largo, 200 km. y 3.000 mts. de desnivel acumulado, así que hay que ir reservando, subida a ritmo, se incrementa en el cresteo hasta llegar al primer avituallamiento. Parada y fonda, hoy se para en todos los puntos habilitados para ello, es un día para aprovechar hasta el último detalle. Bajada y nos dirigimos hacia "Las Amescuas", ese tramo me toca tirar a mí, siguiente cota Iturrieta, parada abajo en Maeztu, Korres, San Roman... empieza lo bueno, La Aldea nos recibe en alto de nuevo, pasamos a La Rioja Alavesa, entre viñedos y repechos afrontamos la crono del día, subida a Herrera, a ritmo, sin forzar en absoluto (sin pasar de 260 wattios), de nada sirve un calentón ahora y luego pasar penurias para acabar, aun así hago un buen puesto, lo de menos para mí. Arriba nuevo ágape, de lujo. Bajamos a Peñacerrada y ya sólo queda el puerto de Zaldiaran, hasta Treviño de charleta tirando con el maestro Joseba a partir de ahí con Ander hasta el comienzo del puerto, muchas risas, disfrutando de lo lindo, la máquina funcionando a la perfección, el cuerpo al unísono, de esos días en los que el pedaleo fluye solo. A ritmo tranquilo para no descolgar a nadie de la grupeta formada hoy coronamos y ya solo queda bajar, último relevo y llegada, 30 de media. En meta nos reciben los voluntarios con los brazos abiertos, amigos por todos los lados, todos somos de la misma sociedad ciclista, La Vitoriana, la organizadora del evento en su 37ª edición. Comentamos la jugada mientras disfrutamos de la comida que nos obsequian, una entrevista y para casa con la sonrisa en la cara, igual que cuando me desperté a la mañana bien protno, hoy es el día, hoy es La Prueba Vitoria.
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