Sumergidos en un riguroso temporal de invierno, como hace muchos años que no se veía, pasamos la semana a duras penas con los típicos engorros que conlleva la nieve en la vida de diario.
El domingo a última hora, con el fin de mover un poco las piernas y no dejar el casillero a cero, decido realizar una sesión de trail running sobre nieve de una hora de duración y con poco desnivel, bastante difícil es mantener la estabilidad sobre este tipo de terreno como para meterle más dureza al asunto.
Disfrutando del paisaje y la claridad que irradia la nieve al atardecer llego a casa bajo la luz de las farolas con el objetivo cumplido.
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